Para las personas que están haciendo el trabajo final sobre el desempeño del docente .

Durante mucho tiempo la evaluación ha sido acompañante fiel del proceso educativo tanto a nivel inicial, básico, medio y universitario, ahora bien existe mucha filosofía práctica con respecto a esta, grandes autores escriben sobre su concepción humanista, democrática, reflexiva, comprensiva y reguladora, Revisemos un poco sobre la evaluación existente en nuestro sistema educativo:
¿Qué significa evaluación?
Para muchos de solo escuchar la palabra pueden sentir un frío congelador y hasta paralizante en su cuerpo, para otros significa la manera de sobresalir y el reconocimiento de sus aprendizajes. En un aula de clases puede ser el puente que permita la integración de los conocimientos generados mediante un contenido y así demostrar cuanto entendimos o cuanto lo memorizamos, todo depende del enfoque que el docente tenga sobre la evaluación, así pues para evaluar se debe conocer qué y para qué evaluamos.

Según Hoffman (1999) “Dar una nota es evaluar, hacer una prueba es evaluar, el análisis de desempeño es evaluar”, en este concepto la evaluación se enfatiza en el desempeño. Pero ¿Qué desempeño? Para responder esto debemos referirnos a la siguiente pregunta:
¿Qué se evalúa?
En un salón de clases de cualquier nivel de educación (básico, media, diversificada, universitaria) la evaluación está totalmente inclinada hacia los conocimientos teóricos que deben aprender los alumnos, cosa que no es errónea, solo que se deben integrar más elementos que permitan la concepción en su totalidad de la educación, de una manera holistica, la unión del todo, no somos solo conocimientos, poseemos destrezas, creatividad, habilidades, hábitos, valores que afectan nuestro proceso de aprendizaje, para bien o para mal ¿Qué seria de un alumno con inteligencia teórica sin la habilidad para comunicarse? Sacaría 20 en la teoría de lenguaje y comunicación, ¿pero realmente aprendió la esencia de la materia?
Como alumna con experiencia de ser evaluada, muchas veces nos vemos en la necesidad de adaptarnos al modo de evaluar que plantea el docente y a convertirlo en un proceso de rutina donde la memoria demuestra su talento y la integración de los conocimientos no es necesaria.
Entonces nos preguntamos y surge la respuesta ¿Qué se evalúa? Claramente los conocimientos, la educación se tergiversa hacia una producción de conocimientos sin el razonamiento y la reflexión, debido a que solo se nos evalúa lo que podamos repetir de un contenido.
Ahora bien, el evaluador se limita a los parámetros enseñados para realizar su evaluación, según sus necesidades e intereses, es de suma importancia que este proceso sea revisado y actualizado con respecto a las necesidades de los alumnos, debido a que no seria ético tener solo una forma de evaluar ante diferentes necesidades, he aquí una de mi mayores inquietudes,
¿A quien evaluar?
Es una respuesta fácil, en menos de 2 segundos nos llega a la mente, se evalúa a los alumnos o ¿hay alguien más que deba ser evaluado? Democráticamente si, deberían evaluarse a los mismos profesores (esto se hace en las aulas de clase, no se niega) pero seria muy significativo que se lograran evaluar su proceso de evaluación como tal: su método, la significación en los alumnos, el alcance que tiene ese método, nuevas maneras y su forma de evaluar ya sea solamente cualitativa, cuantitativa, teórica, entre otras, el docente debe estar constantemente reflexionando sobre el hecho evaluativo, no como un proceso de clasificación de notas sino como un proceso de dialogo y comprensión de diferentes necesidades.
Es importante realizar esta revisión de nosotros mismos, de igual manera los alumnos como nosotros que nos encontramos en este camino de la educación. La evaluación no solamente se genera en los alumnos y sus conocimientos memorísticos, se da también en nuestro día a día, en el desarrollo de nuestras actividades tanto académicas como diarias, evaluamos cada momento de nuestras vidas y también nuestro alrededor.
¿Cómo evaluar?
La tarea de evaluar lleva consigo una gran labor donde se debe planificar lo que se desea obtener de la misma, como lo expresa Santos Guerra (2000) “la evaluación no puede ser vacía”, debe existir el porqué, el cómo, y el resultado deseado.
Para evaluar el aprendizaje en un salón de clases, el profesor puede hacer uso de distintas técnicas y medios: observación directa, interrogatorio verbal, examen práctico, informes, etc. Pero es sumamente importante la adecuación y lo oportuno que pueden ser en un momento dado y que no solo deberían ser usada para “medir” los conocimientos sino también como puente para el dialogo con los alumnos y así romper ese paradigma sobre la evaluación amenazante, que solo apunta hacia lo negativo que se realice.
El como evaluar lo debe definir el docente en su aula de clases según las necesidades de sus alumnos, esto mediant

Los diversos elementos que componen el proceso de evaluación nos permite darnos cuenta de la complejidad del mismo, considerando que la evaluación no solo se encuentra en un salón de clases, en la dirección de una escuela, en la zona educativa, en las empresas, en cualquier lugar donde se quiera mejorar o visualizar el progreso, el aprendizaje, el desempeño de una o varias personas.
La evaluación es igual a reflexión
La evaluación se encuentra como mencione anteriormente en nuestras acciones del día a día, allí el meollo del asunto, se necesita conciencia, reflexión y metas trazadas para saber hacia donde queremos llegar, igualmente en el salón de clases tener en claro nuestras metas para con los alumnos y sus aprendizajes, se trata de una medición de enseñanzas que no solo se concentre en la teoría memorística sino que incluya otras habilidades que permitan a los alumnos demostrar sus capacidades plenamente.

En nuestras manos está hacer de la evaluación un proceso de comprensión, de dialogo, democrática y reflexiva que nos permita obtener resultados favorables en nuestras aulas de clases.